Durante una década he tenido el privilegio de dirigir la Escuela del Aire sede Quito, ha sido un período de crecimiento, desafíos y logros, en el que nuestra institución se consolidó como un referente en la enseñanza aeronáutica en Ecuador. Uno de los mayores orgullos es ver a nuestros egresados alcanzar sus sueños, incorporándose con éxito a aerolíneas que operan dentro y fuera del Ecuador, así como las áreas de Tráfico Aéreo trabajando para empresas multinacionales de servicios aeroportuarios. Dirigir la Escuela del Aire no solo me permite aportar al desarrollo de futuros profesionales, sino que también reafirmó mi compromiso con la educación y la aviación. Son diez años de trabajo apasionante, en los que dejamos una huella en la formación de talentos que hoy surcan los cielos con seguridad, profesionalismo y vocación de servicio.